Me propuse hace algún tiempo preparar un pequeño gallinero para el autoabastecimiento. En estos tiempos en que los señores del dinero siguen empecinados en procurarse riqueza basándose en el consumo a ultranza y en la especulación monetaria, he trazado un rumbo encaminado a disponer de una parte de las cosas que necesito de forma autosuficiente. De tal manera que, rascando un poco, hace algún tiempo en el mundo campesino, me cedieron una huerta en las estribaciones de Gredos. La vengo cultivando hace casi dos años, no sin esfuerzo, pero me va proporcionando verduras y hortalizas para toda la familia y apenas he preparado 300 metros. Son tierras duras, por la climatología pero extraordinariamente generosas para la huerta durante unos meses.
Una cosa lleva a la otra y el siguiente paso va siendo, en este inicio de año, la construcción de un pequeño gallinero con la idea de tener huevos y carne de calidad.
El gallinero es rentable siempre. Siempre que se gestione con rigor y austeridad en el gasto. Si se dispone de un pequeño lugar en casa, una terraza de cierto tamaño en la ciudad, un patio o la parte trasera de un adosado; un pajar en el pueblo que nadie está dispuesto a reconstruir, un solar cedido por algún ayuntamiento o asociación, el patio de un colegio… es posible montar un gallinero. Las únicas cuestiones espinosas son el tema del ruido, (hay razas más nerviosas que otras) sobre todo si se tiene un gallo y los olores, pero se pueden manejar sin demasiados problemas. Podemos limitar el número de gallinas o incluso prescindir del gallo que tanta alegría y vida le da al gallinero.
La consecuencia inmediata ha sido la vinculación de las dos actividades, de manera que sin el huerto, donde puedo plantar sin grandes dificultades plantas destinadas expresamente a las aves, el gallinero supondría un gasto algo mayor. Son proyectos necesariamente complementarios.
El gallinero empieza a proporcionarme estiércol y materia orgánica de excelente calidad para enriquecer la huerta. Conozco las dificultades para fertilizar los huertos urbanos, sobre todo cuando se pretende seguir las pautas ecológicas y la cría de gallinas es un método muy válido para obtener una materia imprescindible para hacer un buen compost.
La regadera.
No son para mí pasatiempos, ni actividades lúdicas, aunque me divierten y me procuran grandes satisfacciones. Es cuestión de una actitud vital de resistencia, de insistencia. Todo lo que afecta al hombre es política.
Dice John Berger, uno de los artistas que mejor ha retratado el ocaso del mundo campesino, que “una cosa reparada puede cambiar otras mil.”
Hay en el campo ibérico, en las ciudades y áreas metropolitanas gran cantidad de zonas y lugares, huertas abandonadas que, con tenacidad, pueden ser recuperados, sin la necesidad de comprarlos. En ocasiones supone abandonar la ciudad y vivir en el campo y no todos podemos o estamos dispuestos. De vez en cuando se oyen o se leen en los medios llamadas de auxilio de las gentes de pequeños pueblos a punto de desaparecer, de asociaciones, integradas casi exclusivamente por personas mayores, pidiendo gente joven a cambio de vivienda ,etc. En la ciudad tenemos las intenciones, la ilusión de una vida mejor, la teoría, pero también las dudas y el desencanto.
Me he propuesto, pues, hacer unos cuadernos de estas prácticas e ir publicando hojas sueltas en Granja Urbana. Gracias de antemano a las personas que dirigen este espacio. El planteamiento que he pergeñado en cuanto al huerto es hacer aportaciones, muy personales, de los ciclos naturales y las labores en un huerto. Colaboro desde hace unos años con una asociación que cultiva una pequeña huerta urbana en la periferia de Madrid, pero puedo mostrar también cómo es la vida de alguien que cultiva una huerta familiar en el campo.
Yo no voy a dictar un manual. Ya los hay muy buenos. Ni daré un cursillo acelerado online que resuelva todos los problemas. Quiero ofrecer mi experiencia personal y mostrar cómo hago yo las cosas, aunque puedan parecer poco ortodoxas o incluso equivocadas a ojos de los demás. No deberán estar necesariamente reñidas con el rigor y una planificación meditada. El medio que nos rodea es suficientemente determinante como para modificar nuestros propósitos.
El gallinero es un proyecto en ciernes Acabo de hacerme con unas aves y volcaré mi proceso de aprendizaje apoyándome en personas que sepan más que yo y al mismo tiempo que pueda ser un estímulo para los que siempre han tenido es escozor de tener unas gallinas.
No soy buen fotógrafo, pero intentaré ilustrar todas las aportaciones. Haré siempre referencia a mis fuentes, a los nombres de mis maestros, a mis contactos, a las direcciones en la red de personas que me gusta lo que hacen, webs o blogs, bibliografía…
He pensado empezar hablando del sujeto en cuestión: gallus gallus. En unos días presentaré a las gallinas que he elegido para iniciar el plantel (una cuestión sentimental también).
Hablaré de las gallinas desde el periodo del 3er al 5º mes, cómo he construido mi gallinero y cómo lo hicieron otros; de su estructura y los elementos imprescindibles para la comodidad de las aves, del espacio, la luz…
Las aves necesitan comer, comen mucho. Y necesitan beber, beben mucho. Por eso requieren un equipamiento eficaz, que no necesariamente caro o sofisticado y una alimentación rica y variada. La idea fundamental que rige este asunto desde mi punto de vista es la austeridad, para que sea rentable anímica y económicamente. Hay que hacer bebederos y comederos o comprarlos baratos y adecuados a las necesidades delas aves. Necesitan perchas para adecentarse y dormir , nidales para las puestas. Serán anotaciones fruto de los aciertos y los errores, nunca exentas de humor, ironía o espíritu crítico. Será una forma de humanizar también los espacios virtuales, de los que aún tengo recelos.
Iré comentando cómo me va en la atención básica para que las gallinas estén bien y cumplan la función para la que se hace esto. Limpieza, desinfección de instalaciones. Las aves deben llevar una vida natural y acercarse lo más posible a su hipotética vida en libertad.
Hombre y gallo. De Yeros.
Me importa mucho su alimentación. Y por lo que he podido leer y oír hasta ahora es cuestión polémica. Las gallinas necesitan un equilibrio nutricional riguroso, sobre todo para evitar que enfermen y nos ofrezcan huevos y carne de calidad.
Tampoco soy veterinario, pero con sentido común e información, las gallinas estarán sanas sin atiborrarlas de vitaminas o complementos innecesarios. Surgirán temas y cuestiones imprevistas de la actualidad gallinera.
Es relativamente sencillo percibir el importante componente emocional de lo que escribo, porque no hay nada en lo concerniente al campo, los animales, las plantas o el paisaje (incluidos sus recursos) y al hombre, que pueda estar desligado de los sentimientos. Es una parte muy importante del habitar. Ahora no recuerdo quien dijo que “De todos los estados de ánimo posibles, el mejor es aquel en que el hombre se echa al camino” En eso estamos. Salud.